jueves, 23 de agosto de 2012

Noche pertubadora


Mi voz interior me decía… ¡Acábate la botella! ¿Mi voz interior? ¡Que va! ¡Más bien mi demonio interior!... Pero sí, sí lo hice, bebí hasta que me acabé la botella, quería ahogar mis penas, ni una gota más salía de ella, solo repetía una y otra vez… ¡Que se ahoguen las desgraciadas!… Lo que si recuerdo es que las malditas penas no se fueron, no se ahogaron...Las muy putas saben nadar...
Así que lo único que me quedó de esta experiencia fue una inolvidable resaca y mi boca reseca, que ni me ayudó a olvidar, ni a mitigar mis heridas, pero si me hizo entender, que eso de beber hasta la ultima gota para olvidar las penas es una gran mentira…




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